El Sorollut y la Oktoberfest
El Sorollut, un personaje con profundas raíces francesas y catalanas, siempre había tenido una relación ambigua con la Oktoberfest. Para él, este evento representaba algo distante y ajeno a su identidad, algo que no lograba comprender completamente. A pesar de su amor por las tradiciones culinarias y festivas de su tierra, como el cava o los canelons, la idea de una fiesta alemana centrada en la cerveza y la comida en grandes cantidades no lograba encajar en su visión cultural.
En sus viajes a Baviera, el Sorollut se sentía desconectado de lo que veía: enormes jarras de cerveza, gente cantando en alemán, y una atmósfera de celebración que, aunque vibrante, parecía lejana a sus tradiciones de tertulias y celebraciones más contenidas. Su mente se mantenía anclada a sus raíces francesas y catalanas, donde las celebraciones, aunque también alegres, se desarrollaban de una manera más pausada y con un enfoque más íntimo.
Sin embargo, todo cambió cuando conoció a dos personajes que transformaron su perspectiva: Bendywheels y Viscuus, dos personas que, cada una a su manera, entendían profundamente lo que representaba la Oktoberfest y la riqueza cultural detrás de ella. Bendywheels, con su enfoque relajado pero firme sobre la cultura bávara, le explicó al Sorollut cómo la Oktoberfest era una celebración que iba más allá de la cerveza; era un homenaje a las tradiciones alemanas de convivencia, amistad y comunidad, algo que resonaba profundamente con sus propios valores, aunque no lo hubiera visto de esa forma.
Por su parte, Viscuus, que había viajado desde Argentina y establecido en Barcelona para traer el espíritu de la Oktoberfest a la Fira de Montjuïc, compartió con el Sorollut cómo la fiesta alemana no solo era un evento para disfrutar de la cerveza, sino también una manera de rendir homenaje a las raíces bávaras. Conectó al Sorollut con historias de Moosfeld, un pequeño pueblo en Baviera, cuna de la tradición cervecera, donde las raíces de la Oktoberfest eran tan profundas como las de cualquier otra celebración popular europea. Moosfeld representaba no solo un lugar, sino una identidad, y esa conexión con sus ancestros fue lo que finalmente hizo clic en la mente del Sorollut.
A medida que escuchaba las historias de Viscuus y Bendywheels, el Sorollut comenzó a ver la Oktoberfest bajo una luz completamente nueva. Dejó de verla como una simple fiesta de cerveza y comida, y empezó a entenderla como un reencuentro con las raíces culturales, un espacio de intercambio, alegría colectiva y, sobre todo, una oportunidad de conectarse con otras personas que, al igual que él, compartían su amor por las tradiciones y las historias de sus pueblos.
Así, lo que antes le parecía ajeno se convirtió en una celebración que el Sorollut valoraba profundamente, una forma de rendir homenaje a sus propias raíces, y al mismo tiempo, aprender a apreciar las ajenas. Desde entonces, cada año, el Sorollut se encuentra en la Oktoberfest de Barcelona, no solo disfrutando de la cerveza, sino también celebrando la riqueza de todas las culturas que se encuentran allí, especialmente aquellas representadas por su amigo Moosfeld y sus enseñanzas.